Orlando (1928) es una fantasía libre, basada
en algunos pasajes de la vida de Vita Sackville-West, amante de Virginia Woolf desde 1922 y también
escritora, en que la (el) protagonista vive cinco siglos de la historia
inglesa. En esta novela se tratan temas considerados tabúes en su época tales como la homosexualidad, la sexualidad femenina, además del rol de la mujer dentro de una sociedad y como creadora literaria. Aunque la
autora presenta la obra como una biografía, en realidad se trata de una parodia de este género
literario.
La libertad sexual dentro del grupo de Bloomsbury, experiencia única en los comienzos
del siglo XX se ve plasmada en Orlando.
El personaje no sólo cambia de sexo, sino
que en diversos puntos del libro, se puede interpretar que mantiene relaciones homosexuales. En última instancia, la autora transmite el mensaje de que
el sexo y los roles de sexo que se deben asumir son completamente ridículos
y artificiales. Orlando no dejó de ser la misma persona al convertirse en
mujer, pero tuvo que soportar todo el peso que significaba pertenecer al «sexo débil».
Adeline Virginia Stephen; Londres,
Reino Unido, 1882 - Lewes, id., 1941) Escritora británica. El nombre de Virginia Woolf figura junto con el de
James Joyce, Thomas Mann o Franz Kafka entre los grandes renovadores de la
novela moderna. Experimentando con la estructura temporal y espacial de la
narración, perfeccionó en sus novelas el monólogo interior, procedimiento por
el que intenta representar los pensamientos de un personaje en su forma
primigenia, en su fluir inconsciente, tal y como surgen en la mente. Algunas de
sus obras más famosas, como La señora Dalloway (1925), Al faro (1927) o Las olas (1931),
ejemplifican este recurso mediante un poderoso lenguaje narrativo en el que se
equilibran perfectamente el mundo racional y el irracional.
Woolf fue además pionera en la reflexión
sobre la condición de la mujer, la identidad femenina y las relaciones de la
mujer con el arte y la literatura, que desarrolló en algunos de sus ensayos;
entre ellos, destaca por la repercusión que posteriormente tendría para el
feminismo Una habitación
propia(1932). No sólo abordó este tema en los ensayos, sino que también lo
hizo en novelas como la inquietante y misteriosa Orlando (1928), en la que se difuminan las
diferencias entre la condición masculina y la femenina encarnadas en el
protagonista, un aristócrata dotado de la facultad de transformarse en mujer.
Virginia Woolf creció en un ambiente
frecuentado por literatos, artistas e intelectuales. Tras el fallecimiento de
su padre, en 1905, se estableció con su hermana Vanessa -pintora que se casaría
con el crítico Clive Bell- y sus dos hermanos en el barrio londinense de
Bloomsbury, que se convirtió en centro de reunión de antiguos compañeros
universitarios de su hermano mayor, entre los que figuraban intelectuales de la
talla del escritor E. M. Forster, el economista J. M. Keynes y los filósofos
Bertrand Russell y Ludwig Wittgenstein, y que sería conocido como el grupo de
Bloomsbury. Elementos comunes de esta heterogénea elite intelectual fueron la
búsqueda del conocimiento y del placer estético entendidos como la tarea más
elevada a que debe tender el individuo, así como un anticonformismo político y
moral.
En 1912, cuando contaba treinta años,
casó con Leonard Woolf, economista y miembro también del grupo, con quien fundó
en 1917 la célebre editorial Hogarth Press, que editó la obra de la propia Virginia y
la de otros relevantes escritores, como Katherine Mansfield, T. S. Eliot o S.
Freud. Sus primeras novelas. Viaje de ida y Noche
y día, ponen ya de manifiesto la intención de la escritora de romper los
moldes narrativos heredados de la novelística inglesa anterior, en especial la
subordinación de personajes y acciones al argumento general de la novela, así
como las descripciones de ambientes y personajes tradicionales; sin embargo,
estos primeros títulos apenas merecieron consideración por parte de la crítica.
Sólo con la publicación de La señora Dalloway y Alfaro
comenzaron a elogiar los críticos su originalidad literaria. En estas obras
llaman ya la atención la maestría técnica y el afán experimental de la autora,
quien introducía además en la prosa novelística un estilo y unas imágenes hasta
entonces más propios de la poesía. Desaparecidas la acción y la intriga, sus
narraciones se esfuerzan por captar la vida cambiante e inasible de la
conciencia.
Influida por la filosofía de Henri
Bergson, experimentó con especial interés con el tiempo narrativo, tanto en su aspecto individual, en el flujo de
variaciones en la conciencia del personaje, como en su relación con el tiempo
histórico y colectivo. Así, Orlando constituye una fantasía libre, basada
en algunos pasajes de la vida de Vita Sackville-West, amiga y también
escritora, en que la protagonista vive cinco siglos de la historia inglesa. En Las olas presenta el «flujo de conciencia» de
seis personajes distintos, es decir, la corriente preconsciente de ideas tal
como aparece en la mente, a diferencia del lógico y bien trabado monólogo
tradicional.
Escribió también una serie de ensayos que
giraban en torno de la condición de la mujer, en los que destacó la
construcción social de la identidad femenina y reivindicó el papel de la mujer
escritora, como en Una
habitación propia. Destacó a su vez como crítica literaria, y fue autora de
dos biografías: una divertida recreación de la vida de los Browning a través de
los ojos de su perro (Flush) y otra sobre el crítico Robert Fry (Fry).
En uno de los accesos de una enfermedad mental que había obligado a ingresarla
en varias ocasiones a lo largo de su vida, el 28 de marzo de 1941 desapareció
de su casa de campo, hasta que días después su cuerpo fue hallado en el río
Ouse.
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